
Ya hemos comentado cómo las puertas eran el punto más débil del contorno defensivo de un castillo y por lo tanto uno de los que mejor debían ser defendidos. El rastrillo era la defensa más típica y habitual. En la imagen de esta entrada se puede ver un rastrillo elevado en la puerta. Un método de defensa sencillo y efectivo, pero con un grave problema. Si el rastrillo estaba elevado, aunque fuera parcialmente, cuando el enemigo llegaba hasta él, podría inutilizar sencillamente poniendo algún elemento rígido que lo sostuviera.
Para evitar este problema, se ideó otro sistema en el que el rastrillo era sustituido por una serie de maderas verticales independientes. Así, si se bloqueaba su caída, únicamente se detenían algunos de los barrotes llegando los demás hasta el suelo y por lo tanto cumpliendo con su cometido.